Decálogo del Capitular
Compartimos este material que el P. Juan Carlos Martos, cfm. distribuyó a los capitulares del 2019 para el discernimiento. Puede ser una buena ayuda espiritual, para preparnos para el próximo capítulo.
1. Amarás al Señor con todo tu corazón porque la vida consagrada, que es tu forma concreta de seguir a Jesucristo, es una forma exagerada de vivir tu fe en Dios. Un Capítulo no puede perder de vista este horizonte.
Por tanto, un Capítulo NO ES:
- Un parlamento que elige a sus representantes y promulga leyes, aun cuando sea el órgano de gobierno que representa a la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios.
- Un consejo de administración de una empresa, que busca líderes competitivos y estrategias de rentabilidad, aunque la dimensión económica sea importante.
- Un mero encuentro fraterno para estrechar lazos de camaradería, aun cuando las relaciones humanas constituyen el entramado de todo el trabajo.
El Capítulo ES, ante todo:
- Una comunidad confesante, que recuerda siempre el "amor primero", la experiencia de Dios que puso en marcha todo y a la que todo apunta.
- Una comunidad oyente que se coloca a la escucha del gran mandamiento; es un Capítulo convocado por el "Shemá" de Dios (cf Dtr 6,4-5).
- Una comunidad sinodal (que camina junta) hacia el Único a quien se puede querer "con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas".
2. No tomarás el nombre de Dios en vano. El Capítulo discierne y elige su nuevo equipo de gobierno sin cubrir con barnices espiritualistas las realidades humanas. No es legítimo invocar a Dios para huir de las propias responsabilidades o dejarse llevar por trampas. La experiencia de Dios es origen y horizonte de las realidades humanas, pero no anula su autonomía. Las dudas y desconciertos requieren un discernimiento más cuidadoso. Las elecciones deben ser abordadas con criterios de realismo, tacto y sensatez (cf Mt 7,21).
3. Santificarás la fiesta y la belleza. El Capítulo no puede olvidar la dimensión lúdica y gratuita de la vida consagrada. Por tanto:
- Interrumpirá de vez en cuando su reflexión y reservará tiempo para la plegaria, el encuentro, la celebración y el descanso (cf Mt 6,25-34).
- Descubrirá que hay aspectos de la vida consagrada que sólo son accesibles por la vía de la contemplación y de la belleza.
- Afrontará con sentido del humor sus análisis y deliberaciones sin dramatizar las situaciones, sin mesianismos que no llevan a ninguna parte.
4. Honrarás a tus padres en la fe y en la vocación. La vida de la Orden no comienza ni termina con este Capítulo General. Por eso es bueno:
- Hacer memoria del camino recorrido juntos, de sus progresos y avances (¡Tantas veces descubrimos continentes que ya estaban descubiertos!).
- Agradecer todo lo que los Hermanos que nos precedieron han hecho para llegar hasta donde estamos ahora nosotros (cf Hebreos 13,7-9a).
5. No matarás los sueños y las visiones (cf Joel 3,1). No harás del Capítulo un encuentro puramente pragmático. Quien no sueña adelanta su muerte, aunque revista su falta de visión con el lenguaje recortado del realismo. Si el Capítulo se limita a gestionar "lo que ya se tiene" y no ensancha el espacio de la tienda (cf Is 54,2) no puede experimentar la vida que se le regala. El creyente "cuenta estrellas" cuando humanamente solo ve signos de esterilidad (cf Gén 15,1-6).
6. No cometerás actos que rompan la integridad y la pureza de la fraternidad del Capítulo. Por tanto:
- No crearás divisiones ni tendencias que atenten contra la unidad.
- No "inventarás" caminos sin contribuir a recorrerlos.
- No criticarás a los demás poniéndote tú a salvo.
- No serás complaciente y obsequioso con los fuertes e implacable con los débiles.
- No pasarás sobre los asuntos importantes como gato sobre ascuas perdiendo el tiempo en lo que es secundario o intrascendente.
7. No robarás la paz ni la alegría. La paz necesaria para hacer un discernimiento en el Espíritu ni la dosis de alegría y de coraje que se necesita para secundar la voluntad de Dios. Por lo tanto, a lo largo del Capítulo:
- Examinarás tus mociones interiores para ver si provienen del Espíritu de Dios o de tu fondo de pecado: miedo, agresividad, narcisismo, etc.
- No intervendrás solo para desahogarte sino para contribuir a un discernimiento común, para construir con tus hermanos el sueño de Dios sobre todos.
8. No levantarás falso testimonio ni mentirás diciendo lo que no piensas o emitiendo juicios u opiniones precipitadas que no respondan a la verdad. Tendrás especial cuidado en no herir a las personas y en no deformar los juicios según tus intereses. Tu estilo será la bendición y no la maldición (cf Rom 12, 14-21).
9. No tendrás pensamientos impuros de querer asegurar una vida más confortable, una mayor seguridad institucional, un puesto con menos preocupaciones y responsabilidades. No olvides que quien asegura su vida la pierde y quien la pierde por Jesucristo la recupera para siempre (cf Mt 16,25). Te esforzarás por que el Capítulo vaya "un poco más allá" de lo que es humanamente razonable. Pensarás, sobre todo, que hemos recibido el don de ser "hombres que consagran a Dios su vida e ideales".
10. No codiciarás los bienes ajenos, despreciando el carisma que se te ha concedido y estableciendo continuas comparaciones con otras formas de vida, con otros tiempos, con otros lugares. Recuerda que:
- Has sido llamado a vivir el seguimiento de Cristo hoy, en este año.
- El Señor se te hace el encontradizo es este lugar en el que vives.
- Tu vocación cristiana solo se realiza desde tu pertenencia a los Hermanos de San Juan de Dios, con sus luces y sus sombras.
- Se te ha concedido todo lo que necesitas para ser feliz en el seguimiento de Cristo haciendo de tu vida una existencia de amor.